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Conocí a compositores de desnudos en persianas vaporizadas, Alejandro Sanz con su ternura cruda de alacranes subatómicos, Álex Ubago, Antonio Orozco y su soledad punzante, Amaral, Demaría, Bunbury, Elefantes, Ricardo Arjona, Silvio Rodríguez, La oreja de Van Gogh, Alejandro Lerner, Cortes de cabelloSerrano, Pareja Obregón, Tontxu, Calamaro, Antonio Flores, Pedro Javier Hermosilla, Pedro Guerra, Rosana, Javier Álvarez, Quique González, Carlos Chaouen, Jorge Drexler, Iván Ferreiro, Rosario, Malú…
Enzarcé mis tormentos, mis angustias a la música clásica, al jazz, al soul… y la música carcomió de mi vida y mi vida transpiró la música.
Ni están todos los que son pero son todos los que están, han marcado mi vida. Gotas líricas en los callos.
http://cortesdecabelloparamujeres.org/
Sevilla, con sus encajes temblando en las noches, calles que crujen en la angostura, con la siesta en sus balcones. Los adoquines acomodan fandangos deteriorados por romeros. Umbrales donde resuenan el silencio de los jaleos. La poesía salva a la ciudad de los naufragios indiscretos y persistentes, siempre asediando, pero gracias a la emanación poética, el diseño vital de la ciudad logra esquivar con quiebros artísticos de gran recortador.
Sevilla con sus senos de piedra, su cintura desvelada, sus manos enroscadas al calor del aire con zapateado de arlequín, caderas ventiladas por el traqueteo del duende, miradas estrujadas de quejíos seduciendo la sangre, piececitos de caracoleos y traqueteos acompasados.
Sevilla, ninfa bipolar, bufona uterina, apoderada silenciosa, fracaso experimental, voluntad melancólica. Eres hierro meditado, eres inspiración altruista, eres olvido técnico, eres huérfana complaciente, eres multitud radical, exaltación ronca, pendona tribunera, bailarina angelical con tutú de lunares, patente de inocencia, extravagancia subrayada, frívola insatisfecha, fantasía emocional, matriarca de los entregados, melancolía colorida, vértice libertario, tradicionalista descarriada, anarquista almibarada, compositora afabulada, bandolera folklórica, arrogante libertina, mojigata sumisa, vetusta mitológica, soniquete sutil, idealista galante.
Enzarcé mis tormentos, mis angustias a la música clásica, al jazz, al soul… y la música carcomió de mi vida y mi vida transpiró la música.
Ni están todos los que son pero son todos los que están, han marcado mi vida. Gotas líricas en los callos.
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Sevilla, con sus encajes temblando en las noches, calles que crujen en la angostura, con la siesta en sus balcones. Los adoquines acomodan fandangos deteriorados por romeros. Umbrales donde resuenan el silencio de los jaleos. La poesía salva a la ciudad de los naufragios indiscretos y persistentes, siempre asediando, pero gracias a la emanación poética, el diseño vital de la ciudad logra esquivar con quiebros artísticos de gran recortador.
Sevilla con sus senos de piedra, su cintura desvelada, sus manos enroscadas al calor del aire con zapateado de arlequín, caderas ventiladas por el traqueteo del duende, miradas estrujadas de quejíos seduciendo la sangre, piececitos de caracoleos y traqueteos acompasados.
Sevilla, ninfa bipolar, bufona uterina, apoderada silenciosa, fracaso experimental, voluntad melancólica. Eres hierro meditado, eres inspiración altruista, eres olvido técnico, eres huérfana complaciente, eres multitud radical, exaltación ronca, pendona tribunera, bailarina angelical con tutú de lunares, patente de inocencia, extravagancia subrayada, frívola insatisfecha, fantasía emocional, matriarca de los entregados, melancolía colorida, vértice libertario, tradicionalista descarriada, anarquista almibarada, compositora afabulada, bandolera folklórica, arrogante libertina, mojigata sumisa, vetusta mitológica, soniquete sutil, idealista galante.