Quizás diciembre sea mi mes favorito por la de regalos que me hacen, entre mi cumple y papá noel atesoro unos cuantos (y aún queda reyes, jua!); quizás sea mi favorito porque hace mucho frío, mucho viento, porque el aire huele a limpio o porque a veces nieva... Quizás porque la ropa de invierno disimula más esta barriguilla que he echado con tanta baja a reposo y sobretodo con tantas meriendas...
Quizás lo sea simplemente, porque en realidad yo nunca he odiado la navidad.
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En la agenda de alquimia, diciembre es el mes de la llegada, y empieza así "El guerrero sabe que las palabras más importantes en todas las lenguas son palabras pequeñas: si, amor, dios... Son palabras que salen con facilidad y llenan gigantescos espacios vacíos"
Yo no creo que salgan con tanta facilidad (a dos de diciembre y todavía no les he dicho te quiero a mis padres!!!), pero si sé que son capaces de llenar el vacío más inmenso.
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Gracias a todos por darme la enhorabuena...
El lunes empezaré a contar cosas del nuevo trabajo, de Diego, de mis amigas, de porqué voy a seguir escribiendo, del día que dejaré de hacerlo y todo lo que se me pase por la cabeza. Mientras tanto,Hace poco comentaba que en cuanto me quitase de encima el marrón del examen, ya no tendría nada de lo que preocuparme ni nada que me quitase horas de sueño.
El jueves aprobé el examen, recogí el título que me acredita como quiromasajista capacitada para realizar profesionalmente éstas técnicas y se me quitó el peso de encima.
Actualmente, a día de hoy, no tengo problemas reales y lo que más me preocupa es poder volver a respirar con normalidad dentro de la camisa cuando me abrocho todos los botones. Bienvenidas sean de nuevo las tetas de molinera.
Si el año pasado Belén no hubiese ido al carrefour a darme un abrazo reconfortante después de dejarlo con Diego, nunca me hubiese apuntado al curso. "Bueno Su tía, intenta distraerte y no pensar demasiado en ello, date tiempo [....] tengo que dejarte me voy al curso de quiromasaje, que empieza hoy" . Y de repente, sin pensarlo mucho, le pregunté si quedaban plazas. El resto de la historia ya la sabéis.
Sigo colocando gayumbos en Alcampo pero no sé hasta cuando. Ahora que tengo lo de las tardes lo de levantarme tan pronto para currar dos horas y ganar una miseria, no se me antoja la tabla de salvación que se me antojó en su momento.
Como había predicho, ya no me hace tanta gracia doblar los calzoncillos térmicos, y ahora sólo me río cuando pienso en lo bien que me van las cosas.
Reconozco que el tiempo se me pasa rápido y a veces no me da ni tiempo a llegar a los térmicos, pero tengo que echar a cuentas a ver si me sale rentable seguir yendo, porque aunque mi potina gaste poco, el de la gasolinera ya me saluda cuando me ve.